NO SOY DE AQUÍ NI SOY DE ALLÁ
Facundo Cabral



Me gustan los que se callan y me gustan los que cantan, 
y de tanto andar conmigo me gusta lo que me pasa.
Me pasan cosas como éstas, 
aunque no tenga importancia andar contándole a todos
 todas las cosas que pasan.
Porque uno no vive solo 
y lo que me pasa le está sucediendo al mundo, 
única razón y causa.
Pues todito es tan perfecto porque perfecto es Dios, 
que se mueve alguna estrella cuando arranca una flor, 
por eso si hay uno, hay dos.
Supe del diablo la noche que al hambriento dije no, 
también esa noche supe que el diablo es hijo de Dios.
Ando solo por la vida con un tono y dominante modestamente cantor 
sin pretensión de enseñar, 
porque si el mundo es redondo no sé que es andar adelante, 
andar y andar, siempre andando nada más que por andar.
No vine a explicar al mundo, sólo vine a tocar.
No quiero juzgar al hombre, al hombre quiero contar.
Mi condición es la vida y mi camino cantar, 
cantar y contar a la vida es mi manera de dar.
Un día llegué a Tantino 
y conocí a un anciano que a falta de inteligencia 
se le dio por ser muy sabio, 
le pregunté por Jesús una noche al lindo viejo 
y ahí mismo lo conocí cuando me alcanzó un espejo.
Yo bailo con mi canción y no con la que me tocan, 
yo no soy la libertad, 
pero sí el que la provoca.

Si ya conozco el camino 
para que he de andar al costado, 
si la libertad me gusta, 
pa' que he de vivir de esclavo.
Elegir, yo siempre elijo más que por mí, 
por mi hermano y si he elegido ser águila 
fue por amor al gusano.
Prefiero seguir a pie y no en caballo prestado, 
alguien por una manzana 
pa' siempre quedó endeudado, 
siempre se llega primero el que va más descargado.
El día que yo me muera no habrá que usar la balanza, 
pues pa' velar a un cantor con una bilonga alcanza.
Doy la cara al enemigo, 
la espalda al buen comentario 
porque el que acepta un halago empieza a ser dominado. 
El hombre le hace caricias al caballo, pa' montarlo.
Perdón si me propasé y me puse moralejo, 
nadie puede dar consejos, no hay hombre que sea tan viejo.
Me pongo el sol al hombro y el mundo es amarillo.
Me gusta andar, pero no sigo el camino pues lo seguro ya no tiene misterio.
Me gusta ir con el verano muy lejos 
pero volver donde mi madre en invierno. 
Y ver los perros que jamás me olvidaron 
y los caballos, y los abrazos que me dan mis hermanos, 
me gusta… me gusta… me gusta…

Me gusta el sol, Alicia y las palomas 
el buen cigarro y la guitarra española 
saltar paredes y abrir las ventanas 
y cuando llora una mujer.

Me gusta el vino tanto como las flores 
y los conejos y pero no los tractores 
el pan casero y la voz de Dolores 
y el mar mojándome los pies.

No soy de aquí ni soy de allá 
no tengo edad ni porvenir 
y ser feliz es mi color de identidad.

Me gusta estar tirado siempre en la arena 
o en bicicleta perseguir a Manuela 
o todo el tiempo para ver las estrellas 
con la María en el trigal.

No soy de aquí ni soy de allá 
no tengo edad ni porvenir 
y ser feliz es mi color de identidad.

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