“CEREZAS CONGELADAS” —Mientras me olvidaba de ti me hundía en un abismo que me fragmentaba. En ese momento olvidé de el por qué de la vida, me olvidé de las hojas de los árboles y de esas de otoño que tanto me gustan, me olvidaba del atardecer, de como cae el día entre las montañas jocosas, me olvidé del frío, de como cae la lluvia en el tejado; olvidé que se sentía estar solo, si eso era de verdad estar solo, no lo sabía. Olvidé aquel aroma de café que me envolvía. Me consumía la vida, para estar a solas conmigo y con el recuerdo de ti (que aún marcaba trazos en mi memoria) era aferrarme a tus anhelos, a tu carne y tus sueños. A esa locura sin fin que llenada tu mirada. Era aferrarme a tus dudas, tus miedos, tus alegrías... Esas pequeñas cosas que nos convocaba y nos unían. ~Verónica Rodríguez~
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ANTES DE NACER... Antes de nacer estaba muerta. Renací en el vientre de mi madre que me alimentaba de placeres exquisitos que recorrían mi cordón umbilical. Mis venas hacían laberintos y mis ojos se formaban como frutas en los árboles. Fui mi propio amor del pasado, el pensamiento de la revolución un rastro estéril, un rincón sosiego, una cifra desconocida el cielo de las batallas. Un espejo, una sombra y una silueta ya borrada con el tiempo. Una fotografía antigua y un beso escondido. Un abrazo perdido en la multitud y un grito sordo en las montañas. Un eco dormido y una sonrisa ya fallecida. A la hora de mi muerte no le temo, la espero sin esperarla, y a veces la siento en su ausencia porque sé que ella me espera también hasta que la vida decida cuando llevarme de vuelta. -Verónica Rodríguez-
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Mira mi alma esa que no es y es... queriendo no ser. Se viste en la cúspide de la estrellas la vía láctea cae sobre mi cabeza. Este oasis sempiterno, la penuria es la muerte nunca asistida. Mis ojos insatisfechos son detestables para sus ojos, mi mirar se esconde en su mirar ese que no mira. Yo soy siendo ser y eres fingiendo no existir. Te propongo que nunca mueras por mí, no desees mi existir. Cantemos en la luna Busquemos su perdida mirada, Extingamos la niebla de las nubes Saltemos en ellas Lleguemos a la realidad que sigue siendo nada. Te propongo Mi vida y que dispongas de ella hasta el día de tu muerte y en la eternidad. Que sometas mi alma a la ausencia y que reencarnes en ella para que seas ausencia de mí después de la muerte. Te propongo este poema en el cielo ancestral. ~Verónica Rodríguez ~
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ENAMORADA Cosechadora de lluvia muda, él pasa como si cada beso muriera en tu amorosa voz. Tócame con tus brazos de espada, no duermas, no llenes el túnel de miseria y lamentos. ¿Será posible que tu risa no hipnotice mi mirada? ¿Cuántos huesos me he de partir para hundirme en tu boca a través de las noches? Absurdamente te quiero, como el viento las amapolas, a tu boca, mi boca y un beso. Sonreíste, tu risa, tu carne. No llores hoy, a ciegas busco tu sangre alborotada. Háblenle de esperanza a sus oídos dormidos díganle lo que aún ignora. Si mueres un día en mis muslos posaré tu cabeza hasta morir en las rosas de tu poesía. ¿Buscarte? de otra muerte no me arrepiento, el peso del hombre lo sepulta. ‘Verónica Rodríguez’