Mira mi alma esa que no es y es... queriendo no ser. Se viste en la cúspide de la estrellas la vía láctea cae sobre mi cabeza. Este oasis sempiterno, la penuria es la muerte nunca asistida. Mis ojos insatisfechos son detestables para sus ojos, mi mirar se esconde en su mirar ese que no mira. Yo soy siendo ser y eres fingiendo no existir. Te propongo que nunca mueras por mí, no desees mi existir. Cantemos en la luna Busquemos su perdida mirada, Extingamos la niebla de las nubes Saltemos en ellas Lleguemos a la realidad que sigue siendo nada. Te propongo Mi vida y que dispongas de ella hasta el día de tu muerte y en la eternidad. Que sometas mi alma a la ausencia y que reencarnes en ella para que seas ausencia de mí después de la muerte. Te propongo este poema en el cielo ancestral. ~Verónica Rodríguez ~
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ENAMORADA Cosechadora de lluvia muda, él pasa como si cada beso muriera en tu amorosa voz. Tócame con tus brazos de espada, no duermas, no llenes el túnel de miseria y lamentos. ¿Será posible que tu risa no hipnotice mi mirada? ¿Cuántos huesos me he de partir para hundirme en tu boca a través de las noches? Absurdamente te quiero, como el viento las amapolas, a tu boca, mi boca y un beso. Sonreíste, tu risa, tu carne. No llores hoy, a ciegas busco tu sangre alborotada. Háblenle de esperanza a sus oídos dormidos díganle lo que aún ignora. Si mueres un día en mis muslos posaré tu cabeza hasta morir en las rosas de tu poesía. ¿Buscarte? de otra muerte no me arrepiento, el peso del hombre lo sepulta. ‘Verónica Rodríguez’