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Mostrando entradas de julio, 2012
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ESPEJO Soy una ausencia de eternidad, una añoranza perdida de la tempestad, un oasis agonizante en la alabanza efímera. Yo soy un rincón sosiego en las deshoras del tiempo, un dibujo del silencio, un túnel sedentario diluido en sueños. Soy un trueno de líneas en un desierto delirante, un alma cansada pregonada de la esperanza, un lascivo ocaso en la lejanía del aire. -¿Qué eres tú? Me preguntó la niebla imposible... Le dije: Una onírica señal en el regazo de lo desconocido, una luz imposible .........................un sueño que no se puede amar. ‘Verónica Rodríguez’
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QUIMERA “Ser el silencio que corta tu mirada, nuestras manos que se rompen en el contacto, intoxicar las venas de nuestros cuerpos, decir adiós con breve acento, lagrimear los paso de un céfiro en tú nube, irnos amando en soledad. Nos vamos llorando descalzos  un sendero de espinas, reflejarnos en las hojas de otoño  un cuerpo sin rostro, quimera y frenesí entre árboles pretendiendo amar la despedida.” Verónica Rodríguez
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  SUSPIRO “Aire que se perturba en las ráfagas de tú viento,  culminar el cigarrillo de amor inquieto,  mortificar el sentido ser tu duda incompleta,  la pregunta a tus respuestas. Suspirar un chorro  de ilusión dormida, convertirte senil  a mis pies,  suplicando mi libertad sepultarte en el vacío de mi existencia,  existir en tú mente perderte en mi memoria.” Verónica Rodríguez
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No esperes nada de mí,  yo de ti nada espero.  No esperes que espere tu ausencia,  no espero ni un adiós inesperado.  No espero que me esperes,  tampoco esperes que te espere.  No espero ahora ni en mi vida,  ni en el sueño de eternidad,  ni en la duda del pensar  que esperarte  no me basta...  sólo con soñarlo  ni dejando de ser yo. ‘Verónica Rodríguez’
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¡NO DIGAS NADA! Se maquilla una desesperanza  pintada entre epitafios,  ¡No digas nada!  mantente dormida al compás de la lluvia. Sueña viendo la noche y siente  el tedio,  tedio agridulce. La sequía, que ahora no son lágrimas,  son suspiros que se regocijaban en tu risa.  Reemplazaste mi carne  a la muerte del verano,  te asomaste súbitamente  mateniéndote tosco  entre sueños,  entre sombras correspondidas.  Se maquillan los adioses,  en tu alma y en mi alma. ¿Recuerdas amor?  Una palabra casi muerta entre labios,  y una tristeza alta, muy triste yo aluciné tu silueta en el cielo.  Este poema no es mío, no son mías estas anotaciones. Morí a pedazos en silencio de la media noche. Inútilmente con la pesadumbre, con los huesos partidos, desgarrados... me doy cuenta amor, que me faltas como el ruido... así de inútil como empezar a leer esto con tu voz sobreviviente.  Se maquilla la desesperanza con máscaras, con pinceladas de besos, dolidos y muertos  ‘Verón