ANTES DE NACER...

Antes de nacer estaba muerta. 
Renací en el vientre de mi madre
que me alimentaba de placeres 
exquisitos que recorrían 
mi cordón umbilical.

Mis venas hacían laberintos 
y mis ojos se formaban como frutas 
en los árboles. 

Fui mi propio amor del pasado,
el pensamiento de la revolución 
un rastro estéril,
un rincón sosiego,
una cifra desconocida 
el cielo de las batallas.

Un espejo, una sombra
y una silueta ya borrada con el tiempo.
Una fotografía antigua
y un beso escondido. 
Un abrazo perdido en la multitud
y un grito sordo en las montañas. 

Un eco dormido 
y una sonrisa
ya fallecida. 
A la hora de mi muerte no le temo,
la espero sin esperarla,
y a veces la siento en su ausencia
porque sé que ella me espera también
hasta que la vida decida 
cuando llevarme de vuelta. 

-Verónica Rodríguez-

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